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La fauna en las Tetas de Viana

En torno a las Tetas de Viana encuentran su hogar una multitud de animales de muy diversas especies. Algunos de ellos relativamente fácil de divisar, otros no tanto.

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Un claro ejemplo de especie que, con un poco de suerte, se dejará ver, es el buitre leonado. Para ello, es probable que no haga falta más que elevar la cabeza y, si además uno se sirve de la ayuda que ofrecen los prismáticos, podrá disfrutar del vuelo de no pocos ejemplares de este enorme ave que se refugia en los roquedos de las Tetas. Los 4 ejemplares de las fotografías son buena muestra de ello.

 

Es conveniente recalcar que tanto para el buitre leonado como para el resto de especies, éste no es un espacio de visita puntual, como en nuestro caso, si no su propio hogar, por lo que debemos extremar las precauciones y tratar siempre de priorizar el bienestar animal. Dicho de otro modo, si vas perturbar sus hábitos lo mejor es cesar en nuestro empeño de visualizar la fauna.

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Además del buitre leonado también podremos tener la oportunidad de divisar otra especie carroñera que se alimenta de los animales muertos de la zona y que se refugia entre los numerosos acantilados y cortados rocosos. Nos estamos refiriendo al alimoche, otra de las grandes rapaces. Más difícilmente detectables son el águila perdicera o el búho real, este último, entre otros motivos, por sus hábitos nocturnos. De menor tamaño son el roquero solitario, con su intenso color azul, los aviones roqueros, parientes de las golondrinas, y los vencejos reales, que ocupan la zona durante los meses de primavera y verano y que podremos detectar más fácilmente por el oído que por la vista, debido a su carácter ruidoso.

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No podemos dejar de hablar de aves sin antes mencionar tan emblemáticos habitantes de la zona como el águila real y el halcón peregrino. Ni tampoco sería justo olvidarnos de otras como el chochín, la chova piquirroja, el gavilán, la perdiz común, el pito real, el arrendajo común, el carbonero garrapinos o el alcotán, otra rapaz que se asemeja al halcón peregrino y que cría en los altos nidos abandonados por otras aves.

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En cuanto a los mamíferos son representativas especies como la garduña, el zorro común, el conejo común, el ratón de campo, la ardilla común, la gineta, el gato montés, el lirón, las diminutas musarañas, el tejón, el topo ibérico y los erizos. Y otras de mayor tamaño que se refugian en la espesura de los bosques para pasar desapercibidos durante el día, como es el caso del corzo y del jabalí, este último especialmente abundante en los bosque mediterráneos de Trillo.   

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Entre los inquilinos de menor tamaño encontramos arácnidos como la araña de la hierba, de hasta 13 mm en el caso de las hembras, perteneciente a las tejedoras de embudos, pues confecciona su tela de araña sobre la hierba, escondiéndose en uno de sus extremos en forma de embudo. También insectos, unos más grandes, como el ciervo volante, así llamado por sus protuberancias frontales en formas de "astas de ciervo", y otros diminutos, como es el caso de los cinípidos culpables de las agallas que encontramos en los árboles, donde viven sus larvas.

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En definitiva, nos encontramos con un ecosistema repleto de vida que pasará inadvertida para el viajero con prisas pero que hará la visita muchos más satisfactoria a quien tengan paciencia, buen ojo y un poco de suerte.

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