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Monumento Natural de las Tetas de Viana

Probablemente hayas visitado muchas ciudades a lo largo de tu vida. Y seguro que en todas ellas pudiste disfrutar de algún monumento. En algunos lugares, de hecho, no puedes dar dos pasos sin cruzarte con uno. Si has estado en Roma, por ejemplo, sabrás muy bien a qué me refiero. Los monumentos a los que me estoy refiriendo son mérito del ser humano y admiramos a sus artífices por su destreza para elaborarlos. ¿Cómo no aplaudir a Bernini después de ver su Fuente de los Cuatro Ríos?

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Con lo que algunos no estarán muy familiarizados es con el concepto de Monumento Natural, al cual veo la necesidad de remitirme antes de comenzar a hablar de las Tetas de  Viana. Un Monumento Natural es un espacio o elemento de la naturaleza constituido básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza, que merecen ser objeto de protección especial. Sirvan de ejemplo, para entender mejor lo que es un Monumento Natural, La Ciudad Encanta de Cuenca, los Glaciares Pirenaicos de Huesca o el Salto del Nervión en Monte Santiago, Burgos. ¿Cómo no aplaudir a la naturaleza después de ver estas maravillas?

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Pues resulta que en la provincia de Guadalajara, más concretamente en La Alcarria, entre los pueblos de Trillo y Viana de Mondéjar, podemos encontrar una de estas maravillas: el Monumento Natural de las Tetas de Viana. Dos cerros testigo con cumbres planas, casi idénticos y situados uno junto al otro en medio de un paisaje mayoritariamente llano, aislados en un entorno en el que ninguna otra elevación del terreno puede robarles el protagonismo.

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Aunque a cierta distancia pueden parecer idénticos (gemelos), lo cierto es que no lo son. Ni mucho menos. Lo cual no evita que reciban su peculiar nombre, lo que ha motivado diversos chascarrillos que han perdurado en el tiempo. Quizá uno de los más conocidos sea aquél que dice: "Las Tetas de Viana, muchos las ven pero pocos las maman". Simplemente hay que observar algunas fotos para ver el parecido.

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Si bien es este aspecto lo que las hace tan memorables, no sería justo reducir el título de Monumento Natural a este simple parecido con la anatomía humana, pues lo cierto es que las Tetas de Viana nos pueden ofrecer mucho más que un puñado de chistes malos y algún que otro selfie gracioso. Por ejemplo, el hecho de que con sus 1.145 m constituyan el punto más elevado de La Alcarria, por lo que su ascenso ofrece al visitante unas vistas extraordinarias de toda la zona.

Incluso si ignoramos el ya mencionado parecido, la singularidad y belleza de sus elementos geomorfológicos hacen de este sitio un lugar excepcional. Motivo principal por el que fue declarado Monumento Natural en 2006. Además de ser incluido en la Red Natura 2000, dentro del Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) Alto Tajo y la Zona de  Especial Protección para las Aves (ZEPA) Alto Tajo.

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Sus laderas están tapizadas por encinares supramediterráneos, sustituidos por quejigares allá donde el suelo se vuelve más profundo y fresco. Acompaña el matorral, representado por la cornicabra, el majuelo, el enebro y el espino, entre otros. No falta tampoco la vegetación rupícola, adaptada a la verticalidad de muchos puntos en las Tetas de Viana. Y, coronando los cerros, el pastizal anual.

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Todo ello compone el hábitat de una rica y variada comunidad faunística de la que hablaremos en el apartado correspondiente. Especies que tienen el privilegio de vivir en un espacio natural de gran valor. Aunque más correcto sería decir que el privilegio es nuestro, de los seres humanos, por conservar un lugar así, y nuestro cometido, por tanto, es velar por su protección. Para ello existe la figura del Monumento Natural.

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